jueves, 24 de marzo de 2011

El valor de la palabra

¿Qué es lo que posee el ser humano? Aquello que nadie se lo puede arrebatar. Algo que sin importar la influencia de cualquier agente externo pueda poseer. Nuestro cuerpo necesita de alimento, al igual que nuestra mente; los bienes materiales podrán ser llamados nuestros pero tras un préstamo pueden dejar de serlo, no somos realmente dueños de ellos, su uso no es controlado totalmente por nosotros. Debe existir algo de lo que realmente seamos dueños, algo que su destino esté totalmente en nuestras manos.

¿Lo único que realmente posee una persona es su palabra?

Viviendo en México ni eso es posible, aquí el dinero todo lo puede comprar, un “tehuacán” puede lograr lo imposible…hasta afirmar que uno está muerto y decirlo a grito pelado. La embriaguez o encontrarse en un estado alterado de la mente también puede provocar que nuestras palabras no sean controladas.

¿Y cuando no existe una fuerza que imponga o altere?

Todo ser humano se ha encontrado en la situación en que afirma algo y no lo cumple o niega algo y lo realiza. ¿Es una condición natural del ser humano? La mitomanía es considerada como un trastorno psicológico, por lo tanto el mentir no debería ser natural al Hombre. ¿Al mentir poco, deja de ser considerado trastorno?

Bajo condiciones normales, nadie se ve obligado a decir algo que no piensa. Pero existen circunstancias en que parece que el mentir es lo más valorado. A los niños es preferible mentirles, antes que lastimarlos: “El perrito se me escapó hijo, lo siento” (El perrito fue arrollado por un auto y murió, lo siento). Curiosamente, a los adultos se les suele tratar como niños a los que hay que mentirles para protegerlos. “No me siento capaz de continuar con esta relación” (Estoy hasta la madre de esta relación).

¿Es en verdad la protección del otro lo que motiva a mentir?

¿No es realmente protegerse a sí mismo?

La carencia para decir lo que realmente se piensa puede provenir de diferentes fuentes, pero la única constante es la queja al ser víctimas de las mentiras…sin observar que ese mismo modelo es reproducido una y otra vez.

"Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla."
Sigmund Freud

"Hipocresía (Fingimiento de sentimientos, ideas y cualidades) A NADIE SE LE NIEGA UN SALUDO"

Ilustración: Roska Izquierda

sábado, 5 de marzo de 2011

Regalos

Un presente puede lograr elevarnos más que una droga o hundirnos más…que una droga. Pueden reflejar lo bien que nos conoce una persona o la carencia total de atención a lo que decimos y hacemos.

¿Por qué se regala?

Es clásico que en cumpleaños, fin de año, navidad, día del amor y la amistad o alguna otra ocasión especial, sea común recibir o dar algún regalo, mera tradición, costumbre, interés, obligación o imposición suelen ser las razones.

Existen personas que llegan a regalar sin algún motivo aparente, un buen día llegan con un libro, un disco, una playera, una carta, un dibujo, una sonrisa o un beso a derrumbar nuestra concepción y romper todos los esquemas. Tal vez una salida juntos, una plática muy significativa, una amistad de más de 20 años o el simple hecho de querer a esa otra persona fue lo que impulsó ese regalo.

Caminando por un tianguis se observa el trabajo de un artista con un estilo cautivador, sin pensarlo, se compra la representación del artista favorito de esa amiga; al buscar ropa nueva, aparece esa playera que define a ese amigo que tanto queremos; después de retomar esa amistad interrumpida, la pluma y el papel son los mejores aliados para expresar el sentimiento que provoca el hecho; comprando la despensa de la semana, un par de botellas de pulque golpean la vista y, aunque se odie esa bebida, se le tiene que comprar a aquel amigo que la ama.

Las ocasiones en que algo llega sin previo aviso suelen ser escasas, no se está acostumbrado a regalar algo por el simple hecho de regalarlo. El hecho rompe tanto con nuestras costumbres que inclusive puede llegar a ser mal visto. El argumento: “Simplemente lo vi, te recordé y lo compré” se encuentra satanizado.