jueves, 21 de mayo de 2009

Abrazos

Una amiga una vez me dijo que soy como un limón agrio. Todo surgió justo en el cumpleaños de otra amiga en común.

-Adolfo, es su cumpleaños felicítala.
- Ahh, pues felicidades, que te la pases chido.
- ¿Qué no le vas a dar un abrazo?
- No, no me gusta dar abrazos por cumpleaños.

Creo que a los únicos que abrazaba era a mis familiares y eso por puro compromiso. La verdad es que no me nacía abrazar a alguien para demostrarle mi afecto. Las personas que más quería siempre habían estado cerca, con un simple saludo de manos o beso en la mejilla bastaba.

No recuerdo exactamente cuando cambió eso, pero hay un par de encuentros que movieron algo en mí para que la única forma de saludar a esa persona fuera mediante un abrazo. Años de no ver a ese ser querido, sobre la plancha del zócalo, vernos a distancia, solo nos faltó correr el uno al otro para culminar con ese abrazo. No me imagino el asco y lo patético que hubiera pensado que fue esa escena, de no haber sido partícipe en ella.

A raíz del calificativo que me otorgó mi amiga pensé: ¿qué sentirían las demás personas ante mi rechazo a dar abrazos? Pues lo pude sentir en carne propia cuando recibí a un amigo que llegaba de un largo viaje y mi primer impulso fue darle un abrazo, acción que lo desconcertó sobremanera y hasta un "¿qué pedo?" me lanzó.

Quiero pensar que debido al constante contacto con mis amigos, un abrazo nunca fue necesario o que nunca me fue inculcado.

Creo que el abrazo más significativo y emotivo que he vivido fue con un primo. El motivo fue el fallecimiento de una abuela; cuando nos vimos, cual dos imanes nos dijimos todo lo que sentíamos en ese abrazo.

Aún me siguen disgustando los abrazos de cumpleaños, creo que el hecho de que se tienen que dar, me abruma.

Hoy vi a una persona que inició siendo mi jefa y poco a poco se convirtió en mi amiga, ese sentimiento de lejanía que a veces se apodera de dos personas, tal vez fue el motor de que nos abrazáramos y el momento fuera sumamente grato.

Ahora la cuestión es, si vale la pena estar tanto tiempo alejado de esas personas que quiero, para poder experimentar ese momento de cercanía que implica un abrazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto es verdad fofis? Acá en la pandilla siempre somos fraternos y nos abrazamos jeje. Como sea, me alegra que no tenga que pasar mucho tiempo sin vernos o que sea mi cumpleaños para que nos abracemos, es bien padre dar y recibir abrazos, no crees? =)

Brenda