Impuntualidad, decir que haremos algo y no hacerlo, reírnos de la desgracia y el doble sentido son algunas de las cosas que caracterizan al mexicano. Actitudes ante la vida que nos diferencian de los demás. El postergar las cosas también es una de ellas. Si una palabra puede englobar lo que la mayoría de los mexicanos somos sería informalidad.
No importa que sea una cita de trabajo, alguien llegará tarde; se podrá jurar realizar algo, pero al final nunca pasará; en un funeral se cuentan los mejores chistes y aceptar unos plátanos con crema no es siempre lo más acertado.
La idiosincrasia del mexicano es muy curiosa, porque la informalidad no sólo es al exterior, es irresponsable consigo mismo. Una de las formas en que se expresa esto es mediante el postergar.
Hay más tiempo que vida
Es increíble cómo llegamos a retrasar cosas que en algún momento consideramos vitales, pensamos que hacerlo el día de mañana no afectará en nada nuestros planes. Un día, dos y muchas veces nunca se realiza. Aunque el acto mismo de postergar puede implicar a otras personas, cuando se realiza con cuestiones personales me parece aún más condenable.
Una de las quejas habituales es que no se ha podido concretar esa cita, ese proyecto, ese pendiente. ¿Quién es el culpable? En mayor medida uno mismo. Sí, es cierto que factores externos siempre podrán estar presentes, pero la carencia de iniciativa suele ser el obstáculo principal.
Las cosas más simples como lavar ropa, realizar un pago, marcarle a alguien por teléfono, pueden ser detonantes de algo más grande. ¿Si no le damos importancia a esas pequeñas cosas, que prioridad tendrán las más importantes? Esas que decimos desear realmente.
¿No puedes lavar en la noche? ¿Es tan difícil pedir ayuda alguien? ¿Apretar unos cuantos botones del celular requiere tanto esfuerzo?
Peladito y a la boca
El mexicano desea que todo le caiga del cielo. Alguna vez un profesor me dio una baja calificación por “Aplicar la ley del mínimo esfuerzo”. No se puede negar, es algo que caracteriza a muchos mexicanos. Se desea algo y se espera que llegue solo. Ojalá tenga un sillón cómodo bajo el trasero.