Alguna vez nos hemos encontrado realizando alguna labor que en verdad desearíamos poder evitar, pero…que se tiene que hacer. Labores domésticas, empleo o asistir a alguna reunión, por citar algunos ejemplos. Al estar en esa situación, la frustración es inmensa, el tiempo se percibe lento y pareciera que el final será inalcanzable. Nos encontramos forzados y sin escapatoria. Encontrar una alternativa parece imposible.
El lugar más común donde se puede encontrar esto es en el ámbito laboral. Muchas personas odian su trabajo, son infelices cada vez que tienen que dirigirse a él, maldicen la hora en que aceptaron laborar ahí. Muchas veces el desconocimiento o el engaño pueden ser los causantes de dicha infelicidad pero en otras ocasiones se tiene plena conciencia del martirio que se experimentará.
¿Por qué se acepta entrar en una dinámica que de antemano sabemos nos causará molestia, asco y odio?
Pagar la hipoteca es una expresión común para nuestros anglosajones vecinos del norte. Esta frase es utilizada para justificar el entrar en una dinámica o empleo con el que tienen serios cuestionamientos y con el que no se sienten totalmente a gusto, pero qué tienen que hacer para poder pagar una deuda. En México, no he encontrado mejor frase que la de un amigo: “Ya me acostumbré a comer”.
¿En verdad ese empleo es el único que pueden realizar? ¿No existen alternativas o ya se intentaron todas?
“No hay empleo”, “Necesito el dinero”, “No tengo otra alternativa” y un sinfín de justificaciones se podrán decir al respecto. Pero la realidad es que la mayoría nunca se arriesga, dejar eso que odia y lanzarse a la incertidumbre. Realmente esforzarse por encontrar eso que, tal vez, realmente lo haga feliz, eso que pregona amar.
Lo más curioso del asunto es que existen casos donde el plan de vida, ideología e intereses son diametralmente opuestos al trabajo que realizan o al modo de vida que les obliga su empresa. Se encuentran tan institucionalizados, que no se ven a sí mismos esforzándose por aquello que dicen anhelar, dejar todo atrás para empezar de nuevo.
Es increíble cómo, algunas personas, llegan a expresar que quisieran dejar todo para ser como alguien más. ¿Si ese alguien lo está realizando, por qué tú no puedes? ¿No acaso también es un ser humano? La diferencia es que esa persona tuvo el valor de rechazar y dejar atrás lo que odiaba y se dispuso a perseguir lo que realmente lo apasiona.
¿Por qué se sigue argumentando que se tiene que pagar la hipoteca o ya se acostumbró a comer? Miedo, no existe otra explicación ante tal incongruencia entre discurso y acción.
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