Se dice que contar con una habilidad siempre será útil, mas no hay nada de cierto en esa vieja afirmación, que es común entre abuelas y padres.
Una necesidad puede crear habilidades o dependencia, ya lo dice el viejo refrán: si del cielo te caen limones aprende a hacer limonada; pero también se puede crear una dependencia a una persona, institución o cosa para cubrir dicha necesidad, investigar alguna duda, resolver algún problema o trasladarse de un lugar a otro.
Una habilidad tiene sus ventajas, te vuelve útil, siempre y cuando exista alguien que requiera dicha habilidad. Imaginar a un pescador experto en medio del desierto, resulta risible; ¿de qué diablos sirve saber algo que no es necesario?
Es cierto que a mayor conocimiento, más puertas se pueden abrir. Pero otro tema interesante entra en juego: la sobrecalificación, ahora resulta que si sabes mucho o eres muy capaz, no puedes acceder a ese puesto, ja.
Un chiste viejo, pero muy cierto, es aquel sobre el tipo que sabe arreglar la fotocopiadora. Nadie tiene su puesto más seguro, que él; es el único que sabe reparar la máquina para sacar copias. Una muestra de cómo la necesidad impera sobre la utilidad.
Esta contradicción entre utilidad y necesidad no sólo es exclusiva a habilidades, también se encuentra en la prestación de servicios: ¿se imaginan un hotel en medio de la nada? Además de mostrar a un empresario incompetente, resalta el hecho de que si algo no es necesario no tiene razón de existir.
Un escritor en un pueblo donde nadie lee, una agencia automotriz donde no hay caminos, un músico en tierra de sordos, un bufete de abogados donde no existe la ley.
En un término más mundano, dirían por ahí. La frustración de este enfrentamiento se puede dar entre dos personas.
¿De qué sirve que mis besos te sepan a gloria, si tu necesidad es económica?
¿De qué sirve que te haga reír a morir, si tu necesidad es viajar?
¿De qué sirve que te llene de placer, si tu necesidad es la verdad?
¿De que sirve que sea sencillo, si tu necesidad es la soberbia?
¿De qué sirve que sea inteligente, si tu necesidad es el poder?
¿De que sirve que sea observador, si tu necesidad es la indiferencia?
¿De qué sirve que cuente con dinero, si tu necesidad es intelectual?
No importa con que bien o habilidad se cuente, de nada valdrá hasta que otra persona la necesite.
Una necesidad puede crear habilidades o dependencia, ya lo dice el viejo refrán: si del cielo te caen limones aprende a hacer limonada; pero también se puede crear una dependencia a una persona, institución o cosa para cubrir dicha necesidad, investigar alguna duda, resolver algún problema o trasladarse de un lugar a otro.
Una habilidad tiene sus ventajas, te vuelve útil, siempre y cuando exista alguien que requiera dicha habilidad. Imaginar a un pescador experto en medio del desierto, resulta risible; ¿de qué diablos sirve saber algo que no es necesario?
Es cierto que a mayor conocimiento, más puertas se pueden abrir. Pero otro tema interesante entra en juego: la sobrecalificación, ahora resulta que si sabes mucho o eres muy capaz, no puedes acceder a ese puesto, ja.
Un chiste viejo, pero muy cierto, es aquel sobre el tipo que sabe arreglar la fotocopiadora. Nadie tiene su puesto más seguro, que él; es el único que sabe reparar la máquina para sacar copias. Una muestra de cómo la necesidad impera sobre la utilidad.
Esta contradicción entre utilidad y necesidad no sólo es exclusiva a habilidades, también se encuentra en la prestación de servicios: ¿se imaginan un hotel en medio de la nada? Además de mostrar a un empresario incompetente, resalta el hecho de que si algo no es necesario no tiene razón de existir.
Un escritor en un pueblo donde nadie lee, una agencia automotriz donde no hay caminos, un músico en tierra de sordos, un bufete de abogados donde no existe la ley.
En un término más mundano, dirían por ahí. La frustración de este enfrentamiento se puede dar entre dos personas.
¿De qué sirve que mis besos te sepan a gloria, si tu necesidad es económica?
¿De qué sirve que te haga reír a morir, si tu necesidad es viajar?
¿De qué sirve que te llene de placer, si tu necesidad es la verdad?
¿De que sirve que sea sencillo, si tu necesidad es la soberbia?
¿De qué sirve que sea inteligente, si tu necesidad es el poder?
¿De que sirve que sea observador, si tu necesidad es la indiferencia?
¿De qué sirve que cuente con dinero, si tu necesidad es intelectual?
No importa con que bien o habilidad se cuente, de nada valdrá hasta que otra persona la necesite.
3 comentarios:
Buena reflexión. Pero en el caso del amor. El otro al que amo se adecua, de manera espontanea a mis necesidades, no porque en verdad sea la respuesta que necesitaba, sino porque el amor nos vuelve ciegos y sordos. Y entonces todas mis necesidades se ven cubiertas por aquél al que adoro.
Entiendo y concuerdo, mas los ejemplos van más enfocados a la etapa previa, al cortejo. Precisamente antes de que se presente esa cegura. Donde tal vez uno ya esté embriagado, y aunque tenga destrezas, el objeto de su deseo no las necesita.
Nunca nada es suficiente, y el amor menos, ni aunque 2 personas se amen significa que podrán estar juntas, y claro que si hablamos de cosas materiales, el tener algo solo conlleva a desear mas.
Saludos
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